Entre Pócimas

miércoles, 24 de enero de 2018

Habilidades sociales en la educación


En nuestra sociedad una gran parte de las actividades humanas son sociales, esto implica un cierto grado de habilidad en materia de relaciones interpersonales.


Las habilidades sociales son el conjunto de estrategias de conducta y las capacidades para aplicar dichas conductas que nos ayudan a resolver una situación social de manera efectiva, es decir, aceptable para el propio sujeto y para el contexto social en el que está.
Permiten expresar los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de modo adecuado a la situación en la cual el individuo se encuentra mientras respeta las conductas de los otros. Así, nos hacen mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien, obtener lo que queremos y conseguir que los demás no nos impidan lograr nuestros objetivos.
Estos comportamientos son necesarios para interactuar y relacionarse con los demás de forma efectiva y mutuamente satisfactoria y por tanto necesarios para la educación. Los seres humanos estamos en constante interacción social y por ello necesitamos disponer de las habilidades sociales necesarias y adecuadas para que esta interacción se produzca de manera efectiva.
Adentrándonos más en el tema de la habilidad social, Caballo (1987) afirma que “las horas que estamos despiertos las pasamos en alguna forma de interacción social, () el discurrir de nuestras vida está determinado, al menos parcialmente por el rango de nuestras habilidades sociales” .
Por tanto, la convivencia se trata de un componente sustancial de nuestra vida como seres humanos. De su éxito o de su fracaso depende buena parte de la calidad de nuestra vida. Es por ello, que saber convivir, así como saber relacionarse con las personas que se encuentran a nuestro alrededor se ha convertido en una de las riquezas más apreciadas por nuestra sociedad. Por esta razón surge la necesidad de plantearse cuestiones, como: ¿Nace uno con esas cualidades o debe adquirirlas? No hay duda, de que existen ciertas personas más proclives que otras a la aceptación del otro, lo cual es un principio fundamental a la hora de alcanzar una buena convivencia. Pero la vida ofrece gran variedad de situaciones, a su vez estas situaciones se establecen en gran variedad de contextos y, por otro lado, nos movemos sometidos a gran variedad de presiones provocadas, unas veces, por nuestro propio temperamento y, otras, producidas por el entorno. Por todo ello, nos vemos obligados a ejercitarnos seriamente en el arte de convivir.
Necesitamos ejercitarnos en el desarrollo sistemático de las habilidades sociales, esto se convierte en una condición realmente necesaria para que nuestra personalidad se forje, acepte y se vea aceptada, y se sienta a gusto consigo misma y con las de los demás. 

Las habilidades sociales son las que nos proporcionan la capacidad de interactuar con los otros en un contexto social dado y de una manera aceptada o valorada socialmente y personalmente beneficiosa. Son el nexo entre el individuo y su entorno. La competencia en habilidades sociales es imprescindible para que las personas nos sintamos valoradas, aceptadas y para que manifestemos conductas socialmente competentes. Además, está claro que hay una relación muy estrecha entre competencia social y buen funcionamiento académico. Todos los investigadores coinciden en asegurar que los alumnos emocionalmente inteligentes: Poseen un buen nivel de autoestima Aprenden más y mejor , presentan menos problemas de conducta, se sienten bien consigo mismos.
Estas habilidades sociales, entre las que destaca la asertividad, son fundamentales en cualquier proceso comunicativo, pero más aún en la educación nutricional donde se pretende conseguir una comunicación persuasiva.
La persona que sabe comunicar con una conducta asertiva, es capaz de expresar y transmitir espontáneamente lo que piensa y siente en una situación social, de forma apropiada, con confianza, defendiendo los derechos propios, e influyendo en los demás sin violar los derechos ajenos.
Esta conducta asertiva, que se aprende, experimenta y se mejora con la práctica, puede ser determinante para que el proceso educativo culmine con éxito en un cambio de actitud del individuo o colectivo. De ahí su importancia y la necesidad de aprender técnicas que permitan superar las dificultades asertivas y entrenar activamente esta habilidad social.

La comunicación sobre la salud




La comunicación sobre salud pública es un intento sistemático de influir positivamente en las prácticas de salud de las poblaciones, basándonos en las estrategias de marketing social para seleccionar y sementar al público diana. Con la comunicación sobre salud se pretenden promover productos y servicios, llevar a cabo un análisis del comportamiento e identificar las percepciones y valores que mantienen los consumidores. 
A su vez, la conducta comunicativa de los medios exige, para que sea eficaz, un código compartido que permita que el mensaje emitido llegue sin problemas al receptor, así como una estructura social que lo integre.
Cada vez son más frecuentes y preocupantes los informes que dan organismos internacionales y regionales sobre la situación de salud en general, y de alimentación y nutrición humana en particular, siendo los relativos a los países menos desarrollados de África, Asia y Latinoamérica, los de mayor impacto, por los niveles de enfermedad y muerte relacionados con la alimentación. Sin embargo, países como Estados Unidos y algunos de Europa, del conocido mundo desarrollado, aumentan cada día las cifras de enfermos por cuestiones también alimentarías pero debido a causas distintas a las de aquellos en vías de desarrollo, no siendo por ello menos alarmantes.
Vale la pena señalar, que si hay algo que comparten todas las profesiones y disciplinas de la salud es su función educativa. ¿Están los profesionales de la salud, como educadores, siendo competentes frente a las necesidades que les demanda la sociedad? ¿La formación de dichos educadores se corresponde con tales demandas? ¿Qué modelos pedagógicos abordan los diferentes currículos de salud para que sus profesionales puedan ofrecer educación en su campo profesional? ¿Se está investigando en educación para la salud, entendida como aquella dirigida a los usuarios y no a los profesionales, desde los procesos de enseñanza y aprendizaje? ¿Se están tomando referentes de la pedagogía y otras disciplinas para la aplicación en salud? ¿Se han validado? ¿De qué manera o en qué se apoyan las acciones educativas ejercidas por los profesionales de la salud que llevan pocos y muchos años laborando? ¿En qué marcos de referencia pedagógica se apoyan? ¿Han cambiado los modelos y teorías de la educación para la salud? ¿Hasta dónde se han apropiado de ellas los profesionales en su práctica diaria?

Por otro lado, si bien durante años, la familia ha sido el núcleo de formación de los hábitos alimentarios, en la actualidad, además, la conducta alimentaria está determinada por diversos factores, algunos de los cuales no se relacionan directamente con los alimentos: sociales, económicos, publicitarios, culturales, etc. Este hecho, muestra la relevancia de incluir a servicios de restauración colectiva y medios de comunicación en el proceso de educación nutricional de la sociedad, ofreciendo una alimentación equilibrada fuera de casa y proporcionando información real acerca de los diferentes alimentos que se dan a conocer en dichos medios. Una correcta educación nutricional podría conseguir la instauración en la sociedad actual de correctos hábitos alimentarios que actúen como factores de prevención de enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes o diferentes tipos de cáncer de origen alimentario, entre otras, muy frecuentes en la actualidad.
En el presente, una gran mayoría de programas de educación nutricional están enfocados a la prevención de la obesidad infantil, cada vez más frecuente en la población. De todas formas, todos intentan instaurar buenos hábitos de alimentación y ejercicio físico, por lo que no sólo se puede evitar la obesidad sino también el desarrollo de otros tipos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Algunos ejemplos de programas de prevención son:
  • El Proyecto de Karelia del Norte (1972-1997), con el objetivo principal de reducir la mortalidad por enfermedad cardiovascular en hombres de 35-64 años, en los que se objetivaron cambios alimentarios generalizados tras la intervención (Puska, 2001).
  • Countrywide Integrated Noncommunicable Diseases Intervention Programme (CINDI) (Programa Nacional Integrado de Intervención contra Enfermedades No Transmisibles) (1985-1992):(OMS, 1996). Algunos de los programas de intervención fueron la educación nutricional y los programas dirigidos a la juventud.
  • El Programa de Salud Cardíaca de Pawtucket (1980-1991), que determinó si la educación comunitaria con una estrategia activa podría generar modificaciones en los factores de riesgo cardiovascular.
  • Programa Escuelas Saludables (Shi-Chang, 2004), cuyo objetivo era mejorar el estado de salud y nutricional de los estudiantes, del personal escolar y de los padres de los alumnos. Comprobaron un año y medio después que mejoraban los conocimientos, las actitudes y la conducta alimentaria de dichos grupos.
  • En el Reino Unido se utilizó también el mismo programa pero con un componente más: Esquema Nacional de Consumo Escolar de Frutas (Dept of Health, 2002), que potencia una alimentación más saludable para los escolares de 4 a 6 años, dándoles una pieza de fruta diariamente.

En estos programas parece ser que la práctica y la metodología se introducen en el concepto de educación nutricional, lo que hasta ahora no se había llevado a cabo. La educación nutricional como tal, debe respetar la evolución y el desarrollo del individuo, potenciar sus cualidades, motivar e interesar al individuo por el aprendizaje de conocimientos y la adquisición de habilidades y destrezas, respetar las convicciones de los demás sin abdicar de las propias, desarrollar la capacidad de análisis de las situaciones y problemas que afectan a su vida y salud y afirmar su juicio crítico para la toma de decisiones. Estos aspectos hacen posible que la educación nutricional consiga cambiar conductas y actitudes además de lograr un buen nivel de conocimientos teóricos que dan capacidad crítica al individuo acerca de temas relacionados con la alimentación. Este tipo de educación debe estar introducida en las bases de la enseñanza de niños y adolescentes, obteniéndose mejoría en la alimentación y pudiendo así prevenir enfermedades como los TCA, frecuentes en estas edades.

El medio social, ha sido el responsable de muchos de los cambios producidos en los hábitos alimentarios, además de favorecer el desarrollo de conductas que nada tienen que ver con las recomendaciones para el mantenimiento de un correcto estado de salud. Son muchos los hábitos erróneos que en la actualidad dificultan llevar a cabo una correcta alimentación, a continuación se citan algunos de ellos:
  • Horarios irregulares: en tiempos pasados todas las actividades se adaptaban a los horarios de comida, sin embargo esto ha cambiado en la actualidad, y son los horarios de comida los que se adaptan al resto de actividades como el trabajo, los programas de televisión, el ordenador (concretamente el uso de internet), los videojuegos o las salidas con los amigos, entre otros. Este hecho provoca que los horarios de las comidas no se mantengan a lo largo de la semana, viéndose esto afectado especialmente durante los fines de semana, que se han convertido en sinónimo de descontrol en cuanto a las comidas.
  • Durante el fin de semana también se afecta el descanso cambiando las horas para acostarse y levantarse, y alterando por tanto la realización de ciertas comidas como la media mañana (ausente en la mayoría de los casos ya que se desayuna tarde como consecuencia de acostarse y levantarse tarde), imperan las comidas fuera de casa, la comida rápida, los refrescos y el alcohol. La desorganización a lo largo de la semana, más llamativa en el fin de semana, provoca importantes desajustes desde el punto de vista físico y psicológico en el ser humano, ya que todo individuo necesita un mínimo de orden y disciplina.
  • Comidas acompañadas por la televisión: como se acaba de mencionar, los horarios de comidas se adaptan al resto de actividades de cada individuo, y generalmente las actividades de cada miembro de la familia son distintas (trabajos, clases, salidas con amigos, internet, distintos programas de televisión, etc) lo que provoca que la comida en familia, tan importante hace 30-40 años haya desaparecido prácticamente en la actualidad ya que cada uno come a horas distintas. La comida delante del televisor hace que el acto de comer se convierta en una acción mecánica que la persona realiza de forma rápida para terminar y hacer otra cosa o de forma lenta si el programa/serie/película que están televisando es mínimamente interesante. Todo hecho mecánico conlleva la presencia de rutina y monotonía.
  • Es curioso el hecho de utilizar la televisión, específicamente los dibujos animados, cuando un niño no quiere comer. Esta técnica es muy utilizada por los padres, interesados en que los niños coman pero sin saber las consecuencias de este hecho, a simple vista insignificante ya que consiguen su objetivo, porque ¿qué puede ser más importante que lograr que el niño coma? Pues bien, utilizar esta técnica provoca que el niño no sepa distinguir sabores, dado que su atención está centrada en la televisión, impidiendo un correcto desarrollo del sentido del gusto, además de afectar a la identificación de las señales de hambre y saciedad, provocando al mismo tiempo que el comer se transforme en algo mecánico.
  • Monotonía en la alimentación: se refiere al “sota, caballo y rey” de la alimentación. En la actualidad, la falta de tiempo, la escasa importancia de la alimentación, el culto al cuerpo (peluquería, manicuras, limpiezas de cutis, gimnasios) o el añorado descanso entre otros, conllevan un escaso interés culinario en las familias, consiguiendo que todas las semanas estén presentes los mismos platos en los almuerzos (con el típico “hoy lunes tocan lentejas, igual que todas las semanas”) y que las cenas consistan en bocadillos, pizzas, hamburguesas, embutidos, fritos, algún yogur o una pieza de fruta. Esta rutina y falta de interés se extiende hasta el punto de no comer legumbres dada su “dificultad” para cocinarlas: “¿Unas lentejas? Uffff...yo cuando llego a casa tan cansada me tiro en el sofá, no puedo ponerme a hacer unas lentejas...” (lentejas: cocer junto a la verdura). Esto es debido a la comodidad a la que el ser humano está acostumbrado en la actualidad, que como se puede apreciar, se ha extendido al campo de la alimentación.
  • Se puede observar además la importancia que el culto al cuerpo tiene con respecto a cuidar la salud. Para tener “buena presencia” no tiene importancia alguna perder 2 horas en una peluquería o en algún centro de estética, y siempre se tiene tiempo, sin embargo, el cocinar unas lentejas (por seguir con el mismo ejemplo) sí conlleva “una pérdida de tiempo”. No obstante, tener el cabello o el cutis perfectos no va a impedir el desarrollo de ningún tipo de enfermedad, mientras que una correcta alimentación sí.
  • Esta monotonía conlleva una alimentación poco variada y por tanto nada equilibrada, disminuyendo el consumo de ciertos grupos de alimentos hasta su ausencia como las citadas legumbres o las verduras, por ejemplo, alejándose la alimentación, cada vez más, de las recomendaciones para mantener un correcto estado nutricional.
  • Comer sólo lo que más gusta: esta monotonía y “falta de tiempo” provoca que la alimentación se componga de aquéllos alimentos preferidos por cada individuo, dando lugar a importantes déficits nutricionales. Esto se acentúa con la costumbre de realizar distintas comidas en casa a gusto de cada miembro, en lugar de una misma comida para toda la familia. Con esto se consigue que los niños no se acostumbren a probar y reconocer distintos sabores, así como a comer ciertos alimentos que no son de su agrado pero sí fundamentales en la alimentación. Un ejemplo es el consumo de verduras o pescado, deficitario en niños y adolescentes (y que por tanto también lo será cuando sean adultos) dado que siempre que hay para comer alguno de dichos grupos, para ellos se preparan, en muchas ocasiones, otros alimentos que prefieran.
Estos hábitos de alimentación llevados a cabo por la población actual, son en gran medida impuestos por la sociedad, que empuja a su realización por parte de los individuos como criterio para ser reconocido y aceptado por su grupo, penalizando los gestos antisociales. Por tanto, es indispensable intervenir en la propia estructura social, en la jerarquía de sus valores y en las motivaciones y estímulos que potencia, para modificar los hábitos erróneos hacia patrones más saludables.
En los programas de educación nutricional deben ser tenidos en cuenta los medios de comunicación y su influencia en el consumidor, ya que ofrecen en muchos casos información confusa y contradictoria de distintos productos para conseguir su venta, aprovechando la debilidad del consumidor y sus escasos conocimientos sobre alimentación, sin considerar las consecuencias que acarrea esto para su salud. Los medios muestran al consumidor una utopía: mensajes atractivos o productos cuya eficacia está certificada por “estudios científicos”, nada de sacrificios, renuncias ni esfuerzos. Esta influencia es más importante en determinados grupos caracterizados por su vulnerabilidad como los niños y los adolescentes. Por ejemplo, esta información mal interpretada lleva en algunos casos a la obsesión por la alimentación desarrollando patologías como los TCA. Por este motivo, es importante que la educación nutricional se lleve a cabo desde la infancia, tratando aspectos.
Como el aumento de la capacidad de análisis para interpretar de forma correcta la información dada a través de los medios y así conseguir que la sociedad sea capaz de criticar dicha información basándose en conocimientos recientes de alimentación y salud.

Un buen nivel de educación nutricional se adquiere cuando la población toma consciencia y se hace responsable del cuidado de su salud, siguiendo las pautas y recomendaciones expresadas por la comunidad científica y los organismos nacionales e internacionales que se ocupan de proteger la salud. Además deben saber la importancia que tiene el conocer las bases de la nutrición y los factores que afectan a su salud, así como adaptar la dieta a las distintas circunstancias y etapas vitales.

Motivación y emoción


La motivación está constituida por todos los factores capaces de provocar, mantener y dirigir la conducta hacia un objetivo.
Hoy en día es un elemento importante en la administración de personal por lo que se requiere conocerlo, y más que ello, dominarlo, sólo así la empresa estará en condiciones de formar una cultura organizacional sólida y confiable.
En el ejemplo del hambre, evidentemente tenemos una motivación, puesto que éste provoca la conducta que consiste en ir a buscar alimento y, además, la mantiene; es decir, cuanta más hambre tengamos, más directamente nos encaminaremos al satisfactor adecuado. Si tenemos hambre vamos al alimento; es decir, la motivación nos dirige para satisfacer la necesidad.
La motivación también es considerada como el impulso que conduce a una persona a elegir y realizar una acción entre aquellas alternativas que se presentan en una determinada situación. En efecto, la motivación está relacionada con el impulso, porque éste provee eficacia al esfuerzo colectivo orientado a conseguir los objetivos de la empresa, por ejemplo, y empuja al individuo a la búsqueda continua de mejores situaciones a fin de realizarse profesional y personalmente, integrándolo así en la comunidad donde su acción cobra significado.

Concepto de emoción
La emoción es un proceso psicológico adaptativo, que tiene la finalidad de reclutar y coordinar el resto de los procesos psicológicos cuando situaciones determinadas exigen una respuesta rápida y efectiva para ajustarse a cambios que se producen en el medio ambiente.
Las emociones incluyen conductas observables, sentimientos expresados y cambios en el estado personal. También  producen alteraciones en otros procesos psicológicos como la percepción, la memoria, la comunicación verbal y no verbal, cambios fisiológicos, etc.
Establecer las escalas de necesidades planteadas por Maslow
Jerarquía de necesidades de Maslow:
La escala de las necesidades de Maslow se describe a menudo como una pirámide que consta de cinco niveles: los cuatro primeros niveles pueden ser agrupados como «necesidades de déficit» al nivel superior lo denominó «autorrealización», «motivación de crecimiento», o «necesidad de ser» «La diferencia estriba en que mientras las necesidades de déficit pueden ser satisfechas, la necesidad de ser es una fuerza impelente continua».
La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo cuando se han satisfecho las necesidades inferiores de la pirámide. Las fuerzas de crecimiento dan lugar a un movimiento ascendente en la jerarquía, mientras que las fuerzas regresivas empujan las necesidades prepotentes hacia abajo en la jerarquía. Según la pirámide de Maslow dispondríamos de:
Necesidades básicas:
Son necesidades fisiológicas básicas para mantener la homeostasis (referente a la salud); dentro de estas, las más evidentes son:
  • Necesidad de respirar, beber agua, y alimentarse.
  • Necesidad de mantener el equilibrio del pH y la temperatura corporal.
  • Necesidad de dormir, descansar y eliminar los desechos.
  • Necesidad de evitar el dolor y tener relaciones sexuales.

Necesidades de seguridad y protección:
Estas surgen cuando las necesidades fisiológicas se mantienen compensadas. Son las necesidades de sentirse seguro y protegido, incluso desarrollar ciertos límites en cuanto al orden. Dentro de ellas encontramos:
  • Seguridad física y de salud.
  • Seguridad de empleo, de ingresos y recursos.
  • Seguridad moral, familiar y de propiedad privada.

Necesidades de afiliación y afecto:
Están relacionadas con el desarrollo afectivo del individuo, son las necesidades de:
  • Asociación
  • Participación
  • Aceptación
Se satisfacen mediante las funciones de servicios y prestaciones que incluyen actividades deportivas, culturales y recreativas. El ser humano por naturaleza siente la necesidad de relacionarse, ser parte de una comunidad, de agruparse en familias, con amistades o en organizaciones sociales. Entre estas se encuentran: la amistad, el compañerismo, el afecto y el amor. Estas se forman a partir del esquema social.
Necesidades de estima:
Maslow describió dos tipos de necesidades de estima, una alta y otra baja.
  • La estima alta concierne a la necesidad del respeto a uno mismo, e incluye sentimientos tales como confianza, competencia, maestría, logros, independencia y libertad.
  • La estima baja concierne al respeto de las demás personas: la necesidad de atención, aprecio, reconocimiento, reputación, estatus, dignidad, fama, gloria, e incluso dominio.
La merma de estas necesidades se refleja en una baja autoestima y el complejo de inferioridad. El tener satisfecha esta necesidad apoya el sentido de vida y la valoración como individuo y profesional, que tranquilamente puede escalonar y avanzar hacia la necesidad de la autorrealización.

La necesidad de autoestima, es la necesidad del equilibrio en el ser humano, dado que se constituye en el pilar fundamental para que el individuo se convierta en el hombre de éxito que siempre ha soñado, o en un hombre abocado hacia el fracaso, el cual no puede lograr nada por sus propios medios.

El modelo biopsicosocial


Modelo biopsicosocial
En 1977 Engel postuló la necesidad de un modelo médico holístico –que él llamó biopsicosocial– como respuesta a otro modelo, el biomédico, dominante en las sociedades industrializadas de mediados del siglo XX1. Su propuesta tuvo una buena acogida por parte de los sectores deseosos de incorporar la empatía y la compasión en la práctica médica. 

continuación examinamos de manera esquemática las dos vertientes que nos propone el modelo biopsicosocial: a) un modelo de causación superador del modelo clásico de causa-efecto, y en este sentido se postula como «un nuevo paradigma en la medicina», y b) la apuesta por dar la palabra al paciente en el proceso asistencial, pasando de ser mero objeto a ser sujeto del acto clínico. Defenderemos la aplicación de este modelo como una perspectiva compatible con la parsimonia del método científico y abierto a la medicina basada en pruebas-evidencias





Educación para la salud en Europa


La educación para la salud debe contribuir a desarrollar una toma de conciencia crítica de la realidad, de nuestra inserción en el mundo natural y humano, de nuestros deberes y derechos en relación con aquellos que comparten con nosotros.

Podemos decir entonces que en este espacio se trata de enseñar a elegir los comportamientos que contribuyen a vivir la vida en salud, a desarrollar todas aquellas potencialidades que transforman a los individuos en dueños de sus propias decisiones, apropiándose de herramientas para el manejo del conocimiento, la selección de éstos, y su empleo para valorizar su salud y la de la comunidad donde vive.

La falta de educación alimentaria, incluso en países desarrollados con niveles económicos aceptables, se ha convertido en una causa fundamental de enfermedades y de patologías que generan gastos extraordinarios en la atención sanitaria. Una alimentación inadecuada es la principal causa de enfermedades cardiovasculares, de diabetes, de obesidad y de patologías psicosomáticas, como la  anorexia y la bulimia, etc.
El Informe aprobado por el Parlamento Europeo el 12 de marzo de 2014, sobre el valor del Patrimonio Gastronómico Europeo, incluye dos aspectos, el educativo y el cultural.
Por lo que es indispensable incorporar los conocimientos de alimentación y nutrición  a los sistemas educativos de los diferentes países. En su Informe sobre educación alimentaria, el Parlamento Europeo incluye dos puntos: uno, de motivaciones; otro, de recomendaciones.
En su Informe sobre educación alimentaria, el Parlamento Europeo incluye dos puntos: uno, de motivaciones; otro, de recomendaciones.

Motivaciones para una certera Educación Alimentaria
1-El estado de salud y el bienestar de la población, tanto presentes como futuros, están condicionados por la alimentación y el medio ambiente y, por tanto, también por el tipo de agricultura, pesca y ganadería.
2-La OMS, en su iniciativa global de salud en las escuelas, considera que los centros educativos son un espacio significativo para la adquisición de conocimientos teóricos y prácticos sobre la salud, la nutrición, la alimentación y la gastronomía;
3-Una mala alimentación puede tener graves consecuencias; que los ministros europeos de Sanidad pidieron, en la Conferencia Ministerial Europea de la OMS de julio de 2013, una gran movilización para luchar contra la obesidad y la mala alimentación, que son la causa de una epidemia de enfermedades no contagiosas, como los trastornos cardiovasculares, la diabetes o el cáncer;
4-La imagen normalizada del cuerpo y la alimentación en la sociedad puede provocar trastornos alimentarios y psicológicos importantes, como la anorexia o la bulimia; que es importante, por tanto, abordar estas cuestiones, en especial entre los adolescentes;
5-Según el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC), en 2006, corrían riesgo de malnutrición en Europa unos 33 millones de personas; que la situación se ha agravado aún más desde el comienzo de la crisis;
6-La infancia es un periodo determinante para educar en comportamientos saludables y en conocimientos para adoptar un estilo de vida saludable y que la escuela es uno de los lugares donde desarrollar acciones eficaces para formar comportamientos saludables a largo plazo para las nuevas generaciones;
7-Los centros escolares cuentan con espacios e instrumentos que pueden contribuir tanto al conocimiento y manejo de los alimentos como al establecimiento de comportamientos alimentarios que, junto con la realización de actividad física de forma moderada y continua, permiten un estilo de vida saludable;
8-La información, educación y sensibilización forma parte de la estrategia de la Unión Europea para ayudar a los Estados Miembros a reducir los daños relacionados con el alcohol (COM (2006)0625), y que en ella se reconocen las pautas de consumo adecuadas; que el Consejo emitió una recomendación el 5 de junio de 2001 sobre el consumo de alcohol por parte de los jóvenes y, en particular, de los niños y adolescentes, en la que se contempla el fomento de la educación con un enfoque multisectorial;
9-En la reunión de la Red Europea de Fundaciones de Nutrición (European Nutrition Foundations Network, ENF) sobre «Nutrición en los colegios en Europa: el papel de las fundaciones», se constató la necesidad de incorporar al currículum escolar la alimentación, en su doble aspecto de nutrición y gastronomía, y se acordó, por unanimidad, trasladar a organismos como el Parlamento Europeo y la Comisión esta preocupación;
10-Diferentes países han impulsado, a través de diferentes instituciones internas, el reconocimiento de la Dieta Mediterránea como Patrimonio Cultural Inmaterial de Humanidad por la UNESCO, lo que significa la promoción y el establecimiento de unas pautas de comportamiento para garantizar un estilo de vida saludable, todo ello gracias a una óptica absolutamente transversal que tenga en cuenta los aspectos educativos, alimentarios, escolares, familiares, nutricionales, territoriales, paisajísticos, etc.;
11-La Dieta Mediterránea es un patrón alimentario y estilo de vida equilibrado y saludable directamente relacionado con la prevención de enfermedades crónicas y con la promoción de la salud, tanto desde el entorno escolar como familiar;
12-Los programas europeos «Food at Schools» intentan asegurar que la comida que se ofrece en los comedores escolares contenga todo lo necesario para una alimentación de calidad y equilibrada; que la educación en su sentido más transversal, también en el ámbito alimentario, sirva para la consolidación entre los escolares de un estilo de vida saludable, basado en una dieta equilibrada;
13-Una educación nutricional seria también forma a los ciudadanos en lo concerniente a la relación entre alimentos, sostenibilidad alimentaria y salud del planeta;
14-La subida de precios de los comedores escolares y de la alimentación impide a numerosas familias, y en particular niños, acceder a una alimentación equilibrada y de calidad;
15-Los medios de comunicación y la publicidad influyen en gran medida en los hábitos de consumo de los ciudadanos;
16-Para adquirir un conocimiento exacto de los productos utilizados y su calidad intrínseca y gustativa, es primordial desarrollar sistemas de etiquetado adecuados y claros para todos los consumidores sobre la composición de los productos o su procedencia;
17-La formación de los trabajadores del sector de la gastronomía contribuye a la transmisión, la valorización, la conservación y el desarrollo de la gastronomía europea;


En la página de http://www.fao.org/nutrition/educacion-nutricional/es/ , Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en el apartado de Educación Alimentaria y Nutricional, se añaden los nuevos proyectos que impulsa Europa en materia de la promoción y educación de hábitos alimentarios saludables y duraderos. 
La Educación Nutricional no contempla sólo la difusión de información acerca de los alimentos y sus nutrientes, sino que también proporciona las herramientas para saber qué hacer y cómo actuar para mejorar la nutrición. El Grupo de Educación Nutricional y Concienciación del Consumidor proporciona asistencia técnica a los países para que éstos desarrollen políticas y programas que contribuyan a fomentar la compresión pública sobre la importancia de la sana alimentación; la creación de entornos que faciliten la elección de opciones alimentarias saludables y de la creación de capacidades, tanto para individuos como para instituciones para adoptar practicas alimenticias y nutricionales que promuevan la buena salud.
Estos proyectos son:
1-Formación profesional en educación alimentaria y nutricional.
2-Recursos de nutrición y alimentación saludable.
3-Alimentación escolar.
4-Guías alimentarias bandas en alimentos.

5-Alimentación del infante y el niño pequeño.

martes, 23 de enero de 2018

Los determinantes de la salud

El reconocimiento que los factores sociales y medioambientales influyen decididamente sobre la salud de las personas es antiguo. Las campañas sanitarias del siglo XIX y gran parte del trabajo de los fundadores de salud pública moderna reflejaron la poderosa relación entre la posición social de personas, sus condiciones de vida y sus resultados de salud. En el siglo XX, varios países hicieron notables esfuerzos orientándose hacia las dimensiones sociales de salud en la década de 1990 y primeros años del 2000. Las raíces directas de los esfuerzos contemporáneos para identificar y atacar las desigualdades de salud socialmente-determinadas se encuentran en el Informe Lalonde (1974) y el Informe Negro en el Reino Unido (1980) (WHO, 2005). 

Determinantes de salud señalados por el Ministerio de Salud de Canadá :
El Informe Lalonde fue uno de los primeros estudios que propuso un marco comprehensivo para los determinantes de salud, incluyendo los estilos de vida, el ambiente social y físico, la biología humana y los servicios de salud. Desde entonces, mucho se ha avanzado en la refinación y profundización desde este marco conceptual básico. En particular, existe importante evidencia de que otros factores diferentes de la Medicina y la atención de la salud (cuya contribución es limitada), son crucialmente importantes para tener una población sana. Actualmente son doce, pero esta lista puede evolucionar a medida que la investigación en salud de la población progrese. Forman parte de lo que se denomina “abordaje de salud de la población”, que considera el rango completo de factores y condiciones individuales y colectivos -y sus interacciones- que han demostrado estar correlacionadas con el estado de salud. Comúnmente llamados “determinantes de salud”, estos factores incluyen. 
Determinantes de salud señalados por la Organización Mundial de la Salud son

-El ingreso y el estatus social 
-Las redes de apoyo social 
-La educación
-El empleo/las condiciones de trabajo 
-Los ambientes sociales
-Los ambientes físicos 
-La práctica de salud personal y las habilidades para cubrirse 
-El desarrollo infantil saludable 
-La biología y la dotación genética 

-Los servicios de salud 
-El género 

-La cultura 
En el año 2003, La OMS Regional Europa publicó la segunda edición de “Los Determinantes Sociales de la Salud. Los hechos contundentes”, editada por Richard Wilkinson y Michael Marmot (WHO, 2003). 

Como establecen Marmot y Wilkinson, la política de salud alguna vez se pensó como muy poco más que la oferta y el financiamiento de la atención médica. Esto ha cambiado y los determinantes sociales de salud han dejado de ser discutidos sólo entre académicos. “Mientras el cuidado médico puede prolongar la supervivencia y mejora el pronóstico en algunas enfermedades severas, más importante para la salud de la población en su conjunto son las condiciones sociales y económicas que hacen que las personas enfermen y tengan necesidad de atención médica. No obstante, el acceso universal a la atención médica es claramente uno de los determinantes sociales de salud”. La publicación no menciona a los genes, ya que considera que forman parte de la susceptibilidad individual, mientras que las causas de enfermedad que afectan las poblaciones son ambientales y cambian más rápidamente que los genes, reflejando la forma de vida del conjunto. Son las condiciones sociales y económicas (y a veces ambientales) que afectan la salud de la gente, como lo demuestra la evidencia acumulada relacionándolos con enfermedades físicas, enfermedades mentales y mortalidad.

Condiciones de salud:

1-Radiente social 
2-Estrés 
3-Infancia temprana 
4-Exclusión social 
5-Condiciones de trabajo 
6-Desempleo 
7-Apoyo social 
8-Adicciones 
9-Alimentación saludable 
10-Transporte

En el cuadro siguiente, se establece una comparación entre los determinantes establecidos por el Ministerio de Salud de Canadá y la Organización Mundial de la Salud. Posteriormente, se analizará cada uno de ellos, considerando en primer lugar los señalados por ambas instituciones, luego los del gobierno canadiense y por último los de OMS.
Determinates de salud señalados por la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud de Canadá 



Evolución del concepto de la salud

¿Cómo ha sido la evolución del concepto de la salud?



El concepto de salud ha cambiado significativamente a lo largo del tiempo. La conceptualización de la OMS en la primera mitad de siglo XX entendía la salud “como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo como la ausencia de afecciones o enfermedades”, lo que permite comprender la salud no solamente desde los equilibrios biológicos, sino como un sistema de valores, como noción que la gente usa para interpretar sus relaciones con el orden social. Estos conceptos han evolucionado y hoy se entiende la salud como un recurso para la vida y no el objetivo de la vida, en el cual, estar sano es “la capacidad para mantener un estado de equilibrio apropiado a la edad y a las necesidades sociales. Conocer el estado de salud de los individuos es estudiar los diferentes determinantes relacionados con la biología de la persona, con el medio ambiente, con el sistema de salud que le atiende y con los estilos de vida que caracterizan su comunidad y, por consiguiente, con su cultura, de acuerdo con Dever (citado por Mariano, H; Ramos, M. y Fernández. A.) 

Las representaciones y prácticas de salud no son hechos aislados ni espontáneos, pues tienen un desarrollo y una ubicación en el tiempo y en el espacio, en estrecha relación con la realidad económica, política, social y cultural de una comunidad o de un grupo social. Por ello, la problemática de la salud no debe afrontarse en forma individual, sino dentro de la sociedad de la cual hace parte cada persona. De acuerdo con Torres, T., 2004 (4), los estudios sobre la salud y la enfermedad pueden ser abordados de diversas formas. Una de éstas, puede ser a la luz de la visión Emic o etic, (la visión émica permite acceder a información que se encuentra más allá de las apariencias que se pueden observar en las pautas de interacción, las costumbres y las creencias, lo cual permite entender el sentido que éstas pueden tener para la gente que las vive. 

Por contraste, el término ética designa la visión médica o desde afuera. De otro lado, retomando a Kleinman, 1980 teniendo como base: la patología ( disease), el padecimiento (illness) y la enfermedad ( sickness) , se puede establecer e interpretar los conceptos de salud y de enfermedad, entendiendo la patología como el mal funcionamiento de procesos biológicos o psicológicos, la cual designa las anormalidades funcionales o estructurales de base orgánica; la enfermedad que se relaciona con las dimensiones sociales de la persona, en donde se insertan los procesos de la patología y a sus paradigmas ideológicas, sociopolíticas y económicas y; el padecimiento que incluye procesos de atención, percepción, respuesta afectiva, cognición y valoración directa ante la enfermedad y sus manifestaciones según Kleinman.

La salud puede ser pensada como un hecho social que atraviesa la organización cultural, puesto que alrededor de ella se elaboran las culturas médicas locales y se construyen los diferentes sistemas de cuidado encargados de vigilar la salud de las personas y los grupos (Suárez, R. 2001:1, citado en Vergara, Q. MC. 2006).









El concepto tradicional:

Desde los albores de la humanidad, el ser humano ha hecho esfuerzos de diversa naturaleza por mantener su salud, y desde la antigüedad se ha considerado que existen personas con capacidades para restablecerla, para quienes la mayoría de las explicaciones acerca de la salud y la enfermedad, se fundamentaban en la existencia de dioses que curaban y en las virtudes mágicas de encantamientos y hechizos. En las culturas primitivas, el brujo era curandero por dos virtudes: por su conocimiento de plantas y preparación de brebajes y por su cercanía con los dioses. Las plantas de donde se extraían las infusiones y los bebedizos eran albergue de los espíritus de los dioses, que debían ser invocados mediante ceremonias y rituales.

Galeno, nacido en el año 131 A.C., se preguntaba por la causa de las alteraciones de la salud y cuestionaba la presencia de los dioses en la enfermedad. De esta forma, con el naturalismo hipocrático y con el racionalismo de la minoría ilustrada a la que pertenecía, se rechazó enérgicamente la doctrina de quienes querían introducir en la estructura de la enfermedad un elemento sobrenatural. Sin embargo, en la Edad Media se recurre nuevamente al infujo religioso en la presencia de la salud y de la enfermedad.

En la edad moderna, con el auge de la ciencia, se desarrolló de forma significativa la ciencia anatómica y se produjeron grandes avances en el descubrimiento de principios anatomo-fsiológicos, y químicos, entre otros, vinculados a las alteraciones de la salud. En este mismo período parece abandonarse la creencia de que en dichas alteraciones hay una relación causal con el castigo de los dioses, los malos espíritus y los demonios. En suma, se puede decir que, en la edad moderna hay un privilegiado interés natural por el cuerpo humano.

El invento del microscopio, a finales del siglo XVII, permitió profundizar en los aspectos biológicos de la enfermedad. Por otro lado, con el advenimiento de la Revolución Industrial y los avances técnico-científcos de la época, se identificaron causas en el medio ambiente y se empezó a tener en cuenta, no sólo los aspectos biológicos y físicos, sino los económicos, sociales y políticos relacionados con la salud.

Con el surgimiento de la teoría microbiana en 1876, se reforzó la idea según la cual, la enfermedad estaba determinada por aspectos medioambientales y, en este caso, por la acción de un agente externo de tipo biológico. Cuando el hombre descubrió la causa microbiana de la enfermedad, con éste creyó haber encontrado el origen de todos los procesos patológicos. Así adquirió un nuevo concepto con base en el cual, le atribuyó una causa a la enfermedad. Esto le permitió hablar de la “unicausalidad”. 

Durante el siglo XIX, las ideas de la Revolución Francesa, el surgimiento del socialismo y los aportes de Virchow y Pasteur, hicieron que la perspectiva biologicista comenzara a tomar en cuenta la dimensión social y política de los fenómenos de enfermedad.


Entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, el desarrollo de los conceptos sobre agentes infecciosos e inmunidad, condujo a una transformación del enfoque de los estudios médicos, lo que llevó a hacer especial énfasis en las fuentes ambientales de microorganismos y las formas de transmisión de las infecciones. Desde esta perspectiva, el modelo causal simple se transforma en un modelo en el que la tríada huésped (Guest), hospedero (Host) y ambiente, participan en procesos de interacción recíproca. Este modelo es considerado como el modelo epidemiológico clásico, que aún hoy continúa privilegiado por la racionalidad científica moderna.


Los avances propiciados por las ciencias naturales, influyeron de manera significativa en la concepción sobre la salud y la enfermedad, de tal manera que para el diagnóstico, el tratamiento y el control de la enfermedad, primaron los criterios de objetividad y validez planteados por los positivistas y el interés se centró en las relaciones de deducibilidad entre los enunciados, a partir de los cuales se describen observaciones, se refutan o confirman leyes, hipótesis o teorías. Esta perspectiva está sustentada en las posibilidades de explicación, predicción y control, propias de las ciencias naturales.






El concepto moderno:

A Finales del siglo XIX y comienzos del XX, se empieza a observar un desplazamiento de la concepción biológica de la salud, hacia una idea de salud como un factor de desarrollo. El proceso biológico se empezó a mirar como un hecho ligado a las condiciones que rodean la vida humana, y la epidemiología se vio abocada a cambiar de la unicausalidad hacia la multicausalidad.

En 1946, surge la definición de salud enunciada por la Organización Mundial de la Salud –OMS–: “El estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad”. Antes de esta deFnición, se consideraba sano al individuo que no presentaba molestias o síntomas, es decir, a quien estaba libre de una enfermedad visible. Muchos criticaron a la OMS la idea de completo estado de bienestar, ya que ésta idea parece irreal: salud y enfermedad no serían categorías ni estados nítidamente diferenciados, sino parte de un continuo, de un equilibrio permanente de diversos factores naturales y sociales en continua interacción.

De acuerdo con Molina, G (citado por Bersh, D. 1987) , el concepto de “salud” tampoco es estático ni ahistórico: cambia de acuerdo con las ideas dominantes de cada sociedad. Se reconoce hoy desde diferentes posturas que, en cualquier sociedad la definición del término “salud” no es estrictamente biológica, sino primariamente social.

En 1973, cuando Laframboise propuso un marco conceptual para el campo de la salud, se diseñó un plan para las décadas de los ochenta y los noventa. Este enfoque, conocido más tarde como concepto de campo de salud, e incluido en un trabajo del gobierno canadiense que fue la base sobre la que se proyectó la política sanitaria del país, implica que la salud está determinada por una variedad de factores que se pueden agrupar en cuatro grandes grupos: estilo de vida, medio ambiente, organización de la atención de la salud, y biología humana. Blum, (citado por Bersh (1987)), muestra cómo los anteriores factores se relacionan y se modifican mediante un círculo envolvente formado por la población, los sistemas culturales, la salud mental, el equilibrio ecológico y los recursos naturales. Por su parte, Lalonde y Dever (citados por Quevedo, E. (1992)), sostienen que los cuatro factores son igualmente importantes, de modo que para lograr un estado de salud es necesario que estos factores estén en equilibrio.

En los años noventa, se inicia el estudio de la salud desde las representaciones sociales que tienen los individuos y la sociedad en general. Herzlich, citada por Viveros, M. 1993, señala cómo los individuos se expresan a propósito de la salud y la enfermedad en un lenguaje elaborado a partir de la relación que establecen con la sociedad. Es así como en la actualidad se abre paso a un análisis de la salud y la enfermedad, no como entidades cuya definición es evidente, sino como el resultado de procesos sociales, elaboraciones intelectuales y continuos intercambios de la colectividad.

Se puede mostrar que la representación no es solamente un esfuerzo por formular un saber más o menos coherente, sino también una interpretación y una búsqueda de sentido. Igualmente, la tradición antropológica muestra la existencia, en toda sociedad, de un discurso sobre la enfermedad indisociable del conjunto de construcciones mentales, expresión y vía de acceso privilegiada al conjunto de concepciones, valores y relaciones de sentido de esta sociedad (Viveros, M. 1993). Ahora bien, pese a los continuos cambios en la concepción de la salud y la enfermedad, en la práctica, parece seguir predominando, con cierto grado de generalidad, el modelo biomédico.

Este modelo, sin embargo, ha entrado en crisis, a partir de la crítica de su deshumanización y su racionalidad exclusivamente técnico-instrumental. En todo caso, sigue predominando un concepto perteneciente a la racionalidad científica que concede mayor relevancia a los factores biológicos y que se interesa más por la enfermedad y la rehabilitación. Esta racionalidad asume que, tanto la salud como la enfermedad intervienen en la realidad objetiva del cuerpo, mientras se da la espalda a las mediaciones culturales y sociales que acompañan al sufrimiento humano.

En la postepistemología, desde los años setenta en adelante, se han recuperado los aspectos positivos de las versiones epistemológicas anteriores, el ideal de precisión y de claridad conceptuales, la historia, la pragmática, el lenguaje, se destaca la comprensión de la realidad y específicamente de las realidades humanas socialmente constituidas. No se niega que haya relaciones causales, ni tampoco se niega en principio que haya cambios de carácter histórico. Sin embargo, tanto las relaciones causales como los desarrollos diacrónicos, se entienden en función de relaciones de significación y de formaciones sincrónicas; se opone así al causalismo y al historicismo.

No obstante, no se puede hablar en cualquier época de cualquier cosa, pues no es fácil decir algo nuevo: no basta con abrir los ojos, con prestar atención, o con adquirir conciencia. Lo que se busca no es manejar los discursos como conjuntos de elementos signifiantes que remiten a contenidos o a representaciones, sino como prácticas que forman sistemáticamente los objetos de los cuales hablan 18). Es indudable que los discursos están formados por signos, pero realmente lo que ocurre es el uso del signo que se ve superado con la carga de significaciones que cada uno le atribuye, y hace que se vuelva difícil ser analizado sólo desde la palabra, y en ese sentido, pone un reto a las ciencias sociales y médicas, pues es importante descifrar la carga de significaciones que las personas le añaden para poder comprender los conceptos de “salud” y “enfermedad”.