Entre Pócimas

miércoles, 24 de enero de 2018

Habilidades sociales en la educación


En nuestra sociedad una gran parte de las actividades humanas son sociales, esto implica un cierto grado de habilidad en materia de relaciones interpersonales.


Las habilidades sociales son el conjunto de estrategias de conducta y las capacidades para aplicar dichas conductas que nos ayudan a resolver una situación social de manera efectiva, es decir, aceptable para el propio sujeto y para el contexto social en el que está.
Permiten expresar los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de modo adecuado a la situación en la cual el individuo se encuentra mientras respeta las conductas de los otros. Así, nos hacen mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien, obtener lo que queremos y conseguir que los demás no nos impidan lograr nuestros objetivos.
Estos comportamientos son necesarios para interactuar y relacionarse con los demás de forma efectiva y mutuamente satisfactoria y por tanto necesarios para la educación. Los seres humanos estamos en constante interacción social y por ello necesitamos disponer de las habilidades sociales necesarias y adecuadas para que esta interacción se produzca de manera efectiva.
Adentrándonos más en el tema de la habilidad social, Caballo (1987) afirma que “las horas que estamos despiertos las pasamos en alguna forma de interacción social, () el discurrir de nuestras vida está determinado, al menos parcialmente por el rango de nuestras habilidades sociales” .
Por tanto, la convivencia se trata de un componente sustancial de nuestra vida como seres humanos. De su éxito o de su fracaso depende buena parte de la calidad de nuestra vida. Es por ello, que saber convivir, así como saber relacionarse con las personas que se encuentran a nuestro alrededor se ha convertido en una de las riquezas más apreciadas por nuestra sociedad. Por esta razón surge la necesidad de plantearse cuestiones, como: ¿Nace uno con esas cualidades o debe adquirirlas? No hay duda, de que existen ciertas personas más proclives que otras a la aceptación del otro, lo cual es un principio fundamental a la hora de alcanzar una buena convivencia. Pero la vida ofrece gran variedad de situaciones, a su vez estas situaciones se establecen en gran variedad de contextos y, por otro lado, nos movemos sometidos a gran variedad de presiones provocadas, unas veces, por nuestro propio temperamento y, otras, producidas por el entorno. Por todo ello, nos vemos obligados a ejercitarnos seriamente en el arte de convivir.
Necesitamos ejercitarnos en el desarrollo sistemático de las habilidades sociales, esto se convierte en una condición realmente necesaria para que nuestra personalidad se forje, acepte y se vea aceptada, y se sienta a gusto consigo misma y con las de los demás. 

Las habilidades sociales son las que nos proporcionan la capacidad de interactuar con los otros en un contexto social dado y de una manera aceptada o valorada socialmente y personalmente beneficiosa. Son el nexo entre el individuo y su entorno. La competencia en habilidades sociales es imprescindible para que las personas nos sintamos valoradas, aceptadas y para que manifestemos conductas socialmente competentes. Además, está claro que hay una relación muy estrecha entre competencia social y buen funcionamiento académico. Todos los investigadores coinciden en asegurar que los alumnos emocionalmente inteligentes: Poseen un buen nivel de autoestima Aprenden más y mejor , presentan menos problemas de conducta, se sienten bien consigo mismos.
Estas habilidades sociales, entre las que destaca la asertividad, son fundamentales en cualquier proceso comunicativo, pero más aún en la educación nutricional donde se pretende conseguir una comunicación persuasiva.
La persona que sabe comunicar con una conducta asertiva, es capaz de expresar y transmitir espontáneamente lo que piensa y siente en una situación social, de forma apropiada, con confianza, defendiendo los derechos propios, e influyendo en los demás sin violar los derechos ajenos.
Esta conducta asertiva, que se aprende, experimenta y se mejora con la práctica, puede ser determinante para que el proceso educativo culmine con éxito en un cambio de actitud del individuo o colectivo. De ahí su importancia y la necesidad de aprender técnicas que permitan superar las dificultades asertivas y entrenar activamente esta habilidad social.

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